El valle sagrado de los Incas es un valle que está junto al de Cusco. En esa zona son todo valles. Como os decía en ese valle hay un montón de edificaciones incas a lo largo del curso de un rio del cual no recuerdo su nombre. Comenzamos la excurisión prontito por la mañana. Cogimos el autobos con unas mochilitas a la espalda pues esa noche la pasaríamos fuera. En el autobus nos encontramos con un guía de lo más particular. Le daba a todo lo que contaba una emociòn y un misterio tremendos. Si aquí se pudiesen meter grabaciones de voz os hacía una imitación estupenda.
El de amarillo es nuestro guía.
La primera parada que hicimos fue en un lugar llamado Pisaq. Antigua ciudad inca encaramada en lo alto de unos riscos. El autobus nos dejó en el aparcamiento y tuvimos una caminata de unos veinte minutos ascendiendo a la montaña por senderos y escaleras excavadas en la roca. La vista desde allí era impresionante. Cuando llegamos arriba casi sin aliento por aquello de la altitud nos enseñaron la zona donde se encontraban las edificaciones religiosas de la ciudad. La verdad es que fue una pena que no nos enseñaran mas cosas porque el lugar es impresionante. Yo me escapé durante un rato que tuvimos libre y según subias te seguías encontrando más y más ruinas en los lugares más insospechados. Precioso. Me encantó. Utilizaban las mismas rocas de la montaña como cimientos de las construcciones y donde menos te lo esperabas te encontrabas con otro edificio, todo rodeado de un entorno impresionante.
De allí nos fuimos a comer y rapidamente partimos del restaurante hacia el segundo punto del viaje que era la ciudad de Olllantaitambooooooo, je, je asi nos lo decia el guia. Ollantantaytambo es un pueblecito que se une con unas laderas donde aparecen las terrazas incas y arriba de estas laderas nos encontramos más edificaciones incas. Subimos hasta la zona más noble de la ciudad y desde allí pudimos ver en la montaña de enfrente unos almacenes de comida que parecía imposible que los hubiesen colocado allí. Parece ser que estaban allí por las condiciones de temperatura y humedad que se dan en esa zona y que permiten conservar los alimentos durante años incluso.
En nuestro lado de la montaña en otra zona había otras construcciones y mientras Miguel y Carol daban un paseito por allí nosotros nos fuimos de exploración y exploramos.
Encontramos una rara especie (para nosotros) de cactus. Yo la pise sin darme cuenta con el talón del pie y se me clavo en la pierna de tal manera que no había forma de quitarlo porque no solo atravesaba el pantalón y el calcetín sino que la tenía enganchada en la piel. Luis tirando como un campeón consiguió quitarmelo pero cuando nos dimos cuenta vimos que ahora se le había quedado enganchado a Luis en la mano y no teníamos forma de quitarselo porque al tirar del cactus nos llevabamos la piel de Luis. Al final conseguimos desacernos del cactus pero nos llevamos de recuerdo unas puas que yo aun conservo en mis dedos como recuerdo de la excursión.
Allí terminamos nuestra excursión. Cenamos algo en el pueblo y nos cogimos un trenecito con dirección Aguascalientes, campamento base desde donde al día siguiente, bien prontito por la mañaña, como siempre, comenzaríamos la ansiada expedición al Machu Pichu. Allí en el pueblo tuvimos una pequeña trifulca con el que sería nuestro guía al día siguiente que Apolo rápidamente consiguió solucionar. Grande Apolo.
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2 comentarios:
Apolo rules!
¿Quién dijo que aquí no se pueden poner grabaciones de voz? Ya te veo grabando una, que si tienes problemas ya te diré como la puedes subir.
Por cierto, no me he enterao de quién es Apolo.
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