Allá que vamos con Apolo. Apolo, se llama Apolo no es ningún mote. Regenta una, digamos, agencia de viajes en la Plaza de Armas de Cusco. Entramos en contacto con el a través de un amigo de Miguel que le conocía en una visita a Perú. Os podéis imaginar las risas que nos echamos el día que Miguel, desde entonces Neptuno, nos reenvió el primer correo de Apolo.
Apolo es un tipo bajito y fortachón. Piernas cortas y pecho de toro. Tez oscura igual que su pelo y ojos pequeños, rasgados y vivarachos. Sonríe constantemente pero con una risa un tanto nerviosa, como de timidez. No deja de apartarse el flequillo de la frente con las dos manos aunque a este le queden aun un par de dedos para llegar a molestar en los ojos. Está sentado siempre detrás de una pequeña mesa abarrotada de folletos turísticos y junto a él tiene su ordenador. Esto viene a ser su “agencia de viajes” porque este espacio suyo lo comparte con un bazar de suvenir peruanos y un tipo que te cambia dinero. Hay que reconocer que el lugar no huele muy bien.
Nosotros nos reímos mucho con toda esta historia porque nos calló en gracia su nombre y su manera de expresarse en los correos, siempre solícito y dispuesto ayudar, halagando nuestra formalidad y confesando sus deseos de encontrarnos por fin en su país. Desde que conocimos su existencia nosotros también adquirimos nombres mitológicos. El riojano pasó a ser Baco, Luis el viajero sería Ulises, nuestra chica se convirtió en Afrodita, Neptuno al que he nombrado más arriba y yo que me autodenominé Zeus.
Pero, bromas aparte, Apolo es un tipo íntegro y honrado aunque siempre esté intentando colocarte algún paquete turístico más, alguna visita guiada o un paseo a caballo por no sé dónde. Se preocupa por cómo estás y si estás disfrutando de su país. Parece que fuese responsabilidad suya que el Perú se porte bien y agrade a sus visitantes. Con nosotros se portó genial y por eso os puedo recomendar a todos que si algún día viajáis a Perú confiéis en él porqué os ayudará en todo lo posible. Todos los problemas que se nos presentaron durante el viaje trató de solucionarlos, con mejor o peor suerte, aunque no fuesen responsabilidad suya. Un gran tipo en definitiva.
Con esto termino con el diario (un poco retrasado) del viaje a Perú. Espero haberos servido de entretenimiento y que hayais podido estar un poco al tanto de nuestras andanzas por Perú. De la misma manera que espero que la información os pueda servir para futuros viajes a este impresionante país. Cualquier pregunta que tengáis al respecto estaré encantado de contestarla. Por lo demás deciros que continuaré escribiendo aquí aunque no os puedo adelantar el contenido porque ni yo mismo lo conozco.
P.D. Imposible aportar ninguna foto de Apolo para gran pesar nuestro. Habrá que volver para retratarle.
Apolo es un tipo bajito y fortachón. Piernas cortas y pecho de toro. Tez oscura igual que su pelo y ojos pequeños, rasgados y vivarachos. Sonríe constantemente pero con una risa un tanto nerviosa, como de timidez. No deja de apartarse el flequillo de la frente con las dos manos aunque a este le queden aun un par de dedos para llegar a molestar en los ojos. Está sentado siempre detrás de una pequeña mesa abarrotada de folletos turísticos y junto a él tiene su ordenador. Esto viene a ser su “agencia de viajes” porque este espacio suyo lo comparte con un bazar de suvenir peruanos y un tipo que te cambia dinero. Hay que reconocer que el lugar no huele muy bien.
Nosotros nos reímos mucho con toda esta historia porque nos calló en gracia su nombre y su manera de expresarse en los correos, siempre solícito y dispuesto ayudar, halagando nuestra formalidad y confesando sus deseos de encontrarnos por fin en su país. Desde que conocimos su existencia nosotros también adquirimos nombres mitológicos. El riojano pasó a ser Baco, Luis el viajero sería Ulises, nuestra chica se convirtió en Afrodita, Neptuno al que he nombrado más arriba y yo que me autodenominé Zeus.
Pero, bromas aparte, Apolo es un tipo íntegro y honrado aunque siempre esté intentando colocarte algún paquete turístico más, alguna visita guiada o un paseo a caballo por no sé dónde. Se preocupa por cómo estás y si estás disfrutando de su país. Parece que fuese responsabilidad suya que el Perú se porte bien y agrade a sus visitantes. Con nosotros se portó genial y por eso os puedo recomendar a todos que si algún día viajáis a Perú confiéis en él porqué os ayudará en todo lo posible. Todos los problemas que se nos presentaron durante el viaje trató de solucionarlos, con mejor o peor suerte, aunque no fuesen responsabilidad suya. Un gran tipo en definitiva.
Con esto termino con el diario (un poco retrasado) del viaje a Perú. Espero haberos servido de entretenimiento y que hayais podido estar un poco al tanto de nuestras andanzas por Perú. De la misma manera que espero que la información os pueda servir para futuros viajes a este impresionante país. Cualquier pregunta que tengáis al respecto estaré encantado de contestarla. Por lo demás deciros que continuaré escribiendo aquí aunque no os puedo adelantar el contenido porque ni yo mismo lo conozco.
P.D. Imposible aportar ninguna foto de Apolo para gran pesar nuestro. Habrá que volver para retratarle.
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